Había olvidado que hace poco grabé un dvd con música que no quería perder. Aunque las canciones sueltas no están, ya estoy menos triste xD
Me pasa por imbécil. He perdido toda la música que tenía en el ordenador. No pasaría mucho si sólo fueran discografías y discos. Pero tenía los cd's que le había grabado a ciertas personas. Y eso me ha dejado supertriste, ya ves tú. Por no hablar de las cientos de canciones que tenía desperdigadas, de las que no me acordaré jamás.
Peor hubiera sido perder las fotos. Pero me da rabia, porque sabía que iba a pasar y aun así lo dejé en manos de otros. Con lo fácil que hubiera sido decir "no me fío"...
Soñar contigo me ha llevado a soñar con el fin del mundo. Paradójico. Quizá no.
He despertado con la angustia edulcorada de quien siente demasiado. Y la casa vacía no ayuda más que a enriquecer las ausencias. Ser consciente de estar cayendo en la obsesión de poco sirve con un subconsciente kamikace. Y lo intento, de verdad que lo hago.
Un abrazo tuyo sentido en el alma. Recuerdo el tacto de tu ropa como si hubiese dormido con ella. Duda sobre decisiones punzantes. Sí. No, no sé. No.
Ésta noche vienes... porque duele dormir.
El otro día estaba estudiando intentando estudiar en mi habitación. Pero se hacía más y más pequeña, hasta el punto de sentirme enjaulada. Necesitaba aire.
Llamada de teléfono. En media hora donde siempre. Cuando salí del coche y respiré, era la persona más feliz del mundo.
Qué fáciles son a veces las cosas, y cuánto las complicamos por idiotas.
He soñado con incendios, besos y búsquedas. Me quedo con los besos, por supuesto.
Estaba escribiendo un post optimista (lo sé, raro). Pero ha sido escuchar la palabra "tanatorio" y todo ha vuelto. Aunque no se haya ido.
Sigo soñando, a veces, que sigues aquí. Es el peor despertar. El más realista.
Dos noches seguidas, distintos protagonistas y un mismo llanto. Agota éso de sentir tanto el mundo onírico. Y que los fantasmas vengan una y otra vez. "Nunca, nada mereció tan poco la pena" escribí hace unas cuantas noches, tras llevar un par de horas dando vueltas en la cama.
Llegas tarde. Me fui aquel día sin despedirme. Ni siquiera la nota de siempre. Una almohada vacía, la tuya. Y mi alma, al fin libre.