El otro día estaba estudiando intentando estudiar en mi habitación. Pero se hacía más y más pequeña, hasta el punto de sentirme enjaulada. Necesitaba aire.
Llamada de teléfono. En media hora donde siempre. Cuando salí del coche y respiré, era la persona más feliz del mundo.
Qué fáciles son a veces las cosas, y cuánto las complicamos por idiotas.
He soñado con incendios, besos y búsquedas. Me quedo con los besos, por supuesto.