No vuelvas a aparecerte en sueños. Odio amanecer con la urgencia de arrojarte a la nada, junto a las dos bolsas de basura de hace unos días. O meterte en el fondo del armario, donde no llegue la luz a esperar que te esfumes del todo. Incluso aquí dentro, donde más falta hace. Necesito recuperar el espacio que corrompe tu disfraz. Es así cómo prevaleces.
No por mucho tiempo.
Había escrito un post larguísimo contando todo lo que pasa por mi cabeza. Pero he tenido tiempo para pensar que a nadie le interesa ni a mí me apetece que lo sepan.
La conclusión ha sido callar y alejarme.
Desintoxicación. Reinventarse. Olvidar.