No necesito gafas para conducir. Sirven de poco estos últimos días.
El horizonte parece desenfocado, pero no estoy tras el objetivo. Tampoco importa la ruta por la que haya decidido ir, porque de repente me veo en mitad de otro posible camino. Y me resigno al saber que nada está en mis manos.
Subo el volumen de la música, pero como si no lo hiciera... En cada disco hay una de esas canciones. Las paso. Todas ellas. A veces se me escapa alguna, volviendo la resignación. Y algo más.
Entro en el coche, veo el volante (primera) y la siguiente imagen es la carretera de Valencia (quinta). No veo nada hasta Metropolis (tercera) y en Princesa vuelvo a mirar (punto muerto). La última, mi destino (luces fuera). Y salgo del coche con las manos congeladas porque he olvidado poner la calefacción. A los pocos pasos me pregunto si he cerrado.
Doy uno más.
En veinte minutos utilizo mis ojos cinco veces. O quizá no los he usado nunca, como Neo, y estamos en Matrix haciendo el tonto.
Escrito por nitt | 29 de Diciembre 2007 a las 09:47 PMQue alegria por mi parte al ver tres entradas nuevas desde que no paso por aqui :)
(así me gusta, que actualices seguidito, que ya era hora :P)
A veces se escucha un derrape, como en las series de ficción, una imagen fija, la oscuridad, un estruendoso (ay, estoy dudando si se dice asi, mare meua xDDD)sonido y el silencio, una curva que acabó en un quitamiedos sin saber como llegue alli
porque yo creo que no, que no vemos.
un beso grande
Huella dejada por Maki a las 1 de Enero 2008 a las 09:55 PM