El otro día, hablando con una amiga, conté que tenía una caja donde guardo un montón de cosas, desde cartas, e-mails, regalos, notitas, billetes de viaje, entradas, fotos, etc... cosas que me recuerdan lo que viví en muchos momentos de mi vida.
Hoy he estado ordenando algunos apuntes y he dado con esa caja. Por una parte no quería abrirla ya que contiene demasiados sentimientos y algunos de ellos bastante tristes (o eso pensaba).
A pesar de las dudas, me he sentado en el suelo, he cruzado las piernas, he girado la llave y he comenzado a indagar en su interior. Música de fondo me acompañaba, pero esta vez no era mi disco favorito, ése que suelo poner cada vez que voy a recordar sentimientos... esta vez sonaba uno diferente. A pesar de todo, he seguido con mi aventura sentimentalista.
Pensaba que lloraría, como hago siempre, pero no... hoy ha habido más risas que nunca. He encontrado las típicas notitas que nos mandábamos en clase cuando estábamos en el colegio. Había algunas de mi mejor amiga y eran de coña...menudas chorradas decíamos cuando nos aburríamos, jaja no he podido parar de reírme. jajaja ahora lo recuerdo otra vez... menos mal que estoy sola en casa y nadie me escucha....
También he encontrado cartas de amigas que tuvieron que irse a otras ciudades, dos de mis mejores amigas. Ha sido bonito recordar lo que hablábamos, leer esos "te echo de menos". Hacía tiempo que no pensaba en ellas, ahora me alegro de poder recordarlas.
Luego he encontrado fotos y cartas de mi primer novio. Ha sido muy tierno leer sus palabras. Aunque los dos vivíamos en Madrid, él me mandaba cartas de vez en cuando porque sabía que me hacía ilusión recibir cosas suyas. Era un encanto de niño, ninguna persona con las que he estado me ha tratado tan bien como él. No sé por qué decidí acabar esa relación. Parece que nunca se valora lo que se tiene y siempre se acaba haciendo daño a quien menos lo merece.
Me he quedado mirando sus fotos... echo de menos hablar con él. Han pasado muchos años pero siempre queda esa ternura, ese cariño...
Hasta aquí todo bien. Es un placer poder recordar y sonreír.
Tras una cinta de música, han aparecido otras notitas de las que hablaba antes, pero no eran de mi mejor amiga, sino de alguien que fue demasiado especial. Cuando he cogido una y he visto que era su letra, he estado a punto de no seguir leyendo, pero mi cerebro es un rebelde y se ha puesto a leer. Eran conversaciones un tanto extrañas. No sé muy bien de qué hablábamos, pero he visto la forma que tenía yo de llamarla y me ha hecho gracia. No lo recordaba... Luego me he fijado que faltaban muchas notas de ella, cosas que yo sé que existieron pero que ya no están. El caso es que no sé si las tiré o las guardé en otro sitio, pero me faltan muchas cosas: poemas, cartas suyas y otras dedicadas a ella que nunca recibió. Creo que si hubiera decidido tirarlas, lo recordaría, aunque han pasado varios años... pero me parece muy raro que no estén. Durante aquella época pasaron muchas cosas en casa y puede que las tirase para que ellos no volvieran a encontrar nada, o quizá las tiraron ellos... o las guardé en algún otro sitio que no recuerdo... no sé... me intriga, pero bueno, al menos no hay recuerdos tristes de ella y eso está bien.
He cerrado la caja, he vuelto a guardarla en el fondo del armario y me ha dejado una sonrisa. Los recuerdos alegres me encantan, aunque eche de menos ciertas cosas.
Y he querido dejarlo ahí. Esta vez he preferido no entrar en el ordenador ni abrir ciertas carpetas que pertenecen a Ella, no he buscado sus canciones, ni fotos... nada... no quiero que este momento se vuelva triste. A ti te dedicaré otro día, una noche lluviosa...cuando no importe llorar durante horas, cuando el silencio y la soledad me acompañen de nuevo... o cuando la llave que custodia tu recuerdo no destape más lágrimas.