Hasta en sueños veo lo que no quiero ver. Esta mañana he soñado con un sueño tuyo. ¿Suena raro?
Lo mostrabas a tu público incondicional a través de una recreación por vídeo totalmente exacta (un mini-film onírico estilo David Lynch). Y yo, por desgracia, también lo veía.
Demasiado real... como todos los sueños en los que aparecías. Y demasiado incómodo esta vez. Tanto, que he hecho todo lo posible por despertar, aunque haya llegado tarde.
He perdido hasta mis sueños. Ya no hay lugares para verte, sentirte y hablarte sin ningún tipo de "dolor-odio".
Sólo quedan algunos recuerdos y, mi agujero en el bolsillo, los está robando.
Aún así, creo que está mal descosido... porque únicamente deja pensamientos que yo misma tiro al suelo, con la mala suerte de que rebotan una y otra vez. Debido (supongo) a que son del presente y no del pasado.