2 de Septiembre 2004

No necesitaba luz para ver a su alrededor. Incluso antes, cuando aún caminaba de día, mantenía los ojos cerrados durante horas y se dejaba guiar por el olfato. La imagen deslumbrante del paisaje, la luz cegadora, la fuerza e intensidad de la vista le causaban dolor. Sólo le gustaba el resplandor de la luna. Su luz no tenía color y perfilaba débilmente el terreno, bañando la tierra con un tinte gris sucio y estrangulando la vida durante una noche. Este mundo como de plomo fundido en el que sólo se movía el viento, que a veces se cernía sobre los bosques grises como una sombra, y en el que sólo vivían las fragancias de la tierra desnuda, era el único mundo aceptable para él porque se parecía al mundo de su alma.
...
De este modo su nariz le condujo a regiones cada vez más apartadas, alejándose de los hombres y empujándole cada día con mayor fuerza hacia el polo magnético de la máxima soledad posible.

P. Süskind

Escrito por nitt | 2 de Septiembre 2004 a las 10:24 PM
Comentarios

La vista es el más engañoso de los sentidos... gracias a ella nos perdemos gran parte de nuestro propio mundo.

Oye, irse lejos tampoco es tan malo, pero hay que comprar billete de ida y vuelta, a nadie le apetece perder a un ser querido porque este haya decidido largarse sin más. No olvidemos que a nuestro alrededor tambien hay personas que pueden querer perderse, y deseamos que no tarden mucho en encontrarnos.

Sipes, he perdido mucho expresandome... :)

Un besazo

Huella dejada por Träne a las 3 de Septiembre 2004 a las 05:03 PM
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