So Far Away

Heart's breaking (I)

Recuerdo que aquellos días caminaba sin mirar, sin buscar, sin saber hacia donde me dirigía. Una historia pasada que juré no volver a vivir.
Levanté la vista al llegar a un cruce. Había tres caminos, tenía que decidir cual de ellos seguir.
–Tres...y ahora por cual continúo? – dije.
Lo pregunté en alto, como si alguien fuese a contestarme. No me daba cuenta que estaba sola, que ya no había nadie conmigo, que mi corazón...

Me senté en una piedra, de frente a los tres caminos. El Sol se marchaba, cansado ya de esperar mi decisión.
Me entró el pánico...las sombras se acercaban, no las conocía. La noche llegó y también el silencio. No podía dormir pero mis ojos se cerraban.

“Baby...Baby...” alguien me susurraba; una voz tan apacible, tan dulce...
“Baby...”. Abrí los ojos. ¿No había nadie? Qué extraño.

–¿Qué hace el Sol aquí? – dije asombrada.
Todo estaba distinto. El mismo cruce pero...pero ¿qué ha cambiado? Me levanté y comencé a observar. Todo parecía igual pero tan distinto...la atmósfera quizás.
De pronto recordé aquellos susurros. Cuál sería mi sorpresa cuando descubrí que los echaba de menos. ¿Volverían? ¿Vendría de nuevo su calor?

Me senté otra vez; la decisión esperaba. Tenía que continuar mi camino. Debía hacerlo, pero no sabía...
Cogí una pequeña rama muerta que yacía en el suelo y marqué la tierra: TE ECHO DE MENOS.
No sé por qué lo hice, ni siquiera sabía a quien añoraba.

Pasaban las horas. Nadie venía. Nada se escuchaba.
Me alejé del camino y anduve un rato. Un charco de agua.
–Algo nuevo! –Me acerqué con curiosidad quedando mis pies al límite del pequeño lago y miré hacia abajo.
–¿Qué es? –Había algo en el agua...era rojo. Me arrodillé para verlo mejor...
–dios! – Mis lágrimas cayeron al agua provocando ondas que crecían y morían en la tierra, en mis pies...
–Un corazón...y está roto.
Lo cierto es que me resultaba familiar. ¿Por qué me sonaría tanto? Juraría que lo había visto antes. Miré de nuevo. Qué extraño. No había sangre. Sólo un corazón. Un corazón rompiéndose...
Mi inquietud me llevó a introducir las manos en el agua. Estaba fría...nunca había tocado nada tan frío. Me estaba congelando así que me apresuré a coger el corazón y sacarlo de allí lo antes posible, antes de que fuera demasiado tarde.
Cuando lo rocé bajo el agua quedé inmovilizada....estaba caliente! Aún estaba caliente! Cómo era posible? Cuánto tiempo llevaría allí? Tendría que acabar de caer para que siguiese con esa temperatura...Esto es muy extraño...
Lo agarré con muchísima suavidad, no quería romperlo aún más, y lo saqué de allí.
Entre mis manos estaba aquel órgano, parecía tan vivo...pero no latía. Ya no servía, pensé.
De pronto se hizo de noche y allí quedé yo, arrodillada en el suelo con un corazón llorando en mis manos.
Era tan bonito...un rojo intenso brillaba bajo la luz de La Luna. Las sombras no parecían afectarle...
Y ahora qué hago? No puedo tenerlo siempre aquí. Pertenecerá a alguien y querrá enterrarlo... pobre corazón... cuanta tristeza habrá en tu interior... cuanto dolor...
No puede ser, se movía. Continuaba rompiéndose...
–No. Por favor no te rompas más, no llores, no te rindas... –Le había cogido tanto cariño...
Me levanté despacio, tenía que alejarle de aquel agua helado porque le hacía daño. Divisé un árbol cerca y fui hacia él. Me senté de nuevo apoyando mi espalda contra su tronco. No podía apartar mi vista de aquel suave y viscoso corazón.