So Far Away

Eso (1ª parte)

Pasas los días sin hacer nada, sin esperar nada, sin decir nada. Van pasando y las cosas cambian por sí solas. Crees que todo seguirá como lo dejaste si no haces nada, pero no es así. Llega un momento en el que alguien te advierte de todos esos cambios que no habías percibido.
Es entonces cuando miras a tu alrededor y no te gusta lo que ves. Y ya es demasiado tarde para evitar lo inevitable. Es tarde y has perdido tu ocasión. La oportunidad de hacer, esperar y decir lo que querías.

Aún no entiendes lo que ha pasado, como las cosas han podido dejar de existir, esos sentimientos, esas ganas, ese amor, esas palabras, esa añoranza, esa atracción. Sientes que te has perdido un capítulo de tu vida y, por desgracia, uno de los más importantes.
Sientes como se te escapa de las manos lo que creías que iba a estar en ellas durante un tiempo, al menos próximo. Ni siquiera lo has visto caer. De tenerlo en tu piel ha pasado al suelo. No te diste cuenta de cómo resbalaba para que tus reflejos lo salvaran de la caída. Ya está en el suelo y se escapa.
Es tarde para llorar. No quisiste ver como caía y de nada sirven ahora tus lágrimas. Te sientas en el suelo, en el mismo lugar donde está tu pérdida. Te sientas y ves como se marcha, cada vez más rápido, más lejos. Alargas tu mano pero la distancia que os separa es demasiado grande. Te levantarías y correrías tras ella, pero antes de desaparecer por la puerta, se ha girado y te ha dedicado esa mirada cruel y fría que sólo le regala a algunas personas. Te ha paralizado. Te ha helado el corazón.