Quiero que vuelvas ya. Que se acaben los exámenes. O mejor, que no empiecen nunca. Quiero volver a verte cada día. Dormir contigo. Y no dormir. Pasear a tu lado. Y quejarnos de la gente que se nos queda mirando. Quiero darte la mano. Besarte. Que me abraces como sólo tú sabes. Y me mires. Sin decir nada. Quiero hacerte más fotos. Y que decoren las paredes de todas tus habitaciones. Quiero hacerte la cena. Y el desayuno. Y la comida. Quiero llevarte a merendar. Y que al final no pidas lo que elegiste antes de entrar. Quiero que me cantes al oído. Porque se me eriza toda la piel. Quiero hacer las cosas corriendo para poder ir antes a buscarte. Quiero que me abras la puerta en pijama. Y cuidarte cuando estés malita. Quiero pasar una mañana entera transformando una cartulina roja (o negra) en el regalo que no te esperas. Y sorprenderte al abrir la guantera del coche. Quiero que me digas "ya lo sabía". Y ver en tu cara lo mal que mientes. Quiero ir de compras contigo. Y detenerte antes de arrasar la tienda. Quiero descubrir contigo nuevos lugares. Para que no sean de nadie. Sólo nuestros. Quiero reírme contigo hasta que me duelan los mofletes y la tripa. Quiero desnudarte y acariciar todo tu cuerpo antes de besarte. Quiero volverte loca. Susurrarte al oído. Y decirte lo mucho que te quiero sin escribirlo ni abrir la boca.