No has tardado ni una semana desde que saliste del hospital para romper tu única promesa. Pero ya lo sabía. Fue escucharte, en esa cama compartida con fantasmas, y saber que acabaría en pedazos.
Y tú. Para qué me preocuparé por alguien que ni siquiera me escucha...
Quiero irme de esta puta casa ya.
No sé qué haría si no pudiera estar tanto tiempo fuera de aquí o encerrada en esas cuatro paredes.
Paciencia, nena.
Recuerda todo lo que me decías a mí en los malos momentos...
Un Besito ;)
Huella dejada por María a las 22 de Febrero 2008 a las 11:40 PM