23 de Enero 2005

Pienso en aquella tarde

No sé si te lo dije alguna vez, pero me encantaba escucharte tocar. No es poca la admiración que sentía y siento en ese aspecto. Daba igual la canción que escogieses. Cada acorde y melodía resultaban perfectos, precisos.
Alguna vez te pedía que tocaras algo y siempre me preguntabas que qué quería, “lo que quieras” contestaba yo cuando necesitaba perderme. Otras veces te pedía algo en concreto y siempre accedías a mis propuestas a no ser que no te supieses la canción (rara vez).
Era el mejor momento de la tarde. Recuerdo una en concreto:
Yo estaba sentada en el suelo con la espalda en tu cama y tú sentada en ella, con tu guitarra, apoyada en la pared tras de mí. Tenía la mirada perdida en el suelo de tu habitación. De repente dejaste de tocar un tema que yo conocía. Se hizo el silencio y lo rompiste con unos acordes desconocidos para mí. No me sonaba y escuché atentamente tratando de identificar sin éxito la melodía. Opté, entonces, por escuchar sin más. Me pareció precioso y cuando acabaste te pregunté: “qué era?”. “Nada” fue tu respuesta.
Me giré y vi en tu rostro aquella expresión que entristecía tus ojos cuando La recordabas. Intuí el significado y supe que no volvería a oírlo. Deduje, no sé si de forma equivocada, que lo compusiste tú y para quién lo hiciste.
El otro día, después de tanto tiempo, pude escucharte con guitarra nueva aunque no en directo. Fue una casualidad que la tarde anterior pensara en por qué no me pasaste nunca una canción, alguna de las que escuchaba en ese momento, aunque fuese “sólo” la voz de tu guitarra.

Tu guitarra... increíble el miedo que pasé la primera vez que la pusiste entre mis brazos. Nunca había acariciado una guitarra acústica. Tan negra y brillante... preciosa. Pude sentir el cariño que la tienes y me asustó aun más. Ése temor me hizo decirte, mientras te la ofrecía de nuevo (no rechazar), que no quería tocarla. “No sé hacerlo. Toma” fue mi respuesta a tu mandato: “Toca!”. Tu mirada en ese momento decía “cómo? Te ofrezco Mi Guitarra y me dices que no la quieres? No se la dejo a casi nadie y me la devuelves???”. Ofensa, pude advertir... y entonces me quedé con ella sin atreverme a poner un sólo acorde.
Con el tiempo, y tras enseñarme tú a aporrear con algo más de sentido dicho instrumento, perdí el miedo (aunque no el respeto) por ella.

Y gracias por bautizar a Krave. Tus manos han sido las únicas que le han permitido sonar decentemente.

Escrito por nitt | 23 de Enero 2005 a las 10:08 PM
Comentarios

A veces me parece que mi cuarto sigue oliendo a la acetona que se nos cayó esa tarde...

"Ofensa, pude advertir..." Fue más bien perplejidad (por su parte y por la mía) nadie me la habia "devuelto" nunca, y no pensaba que fuese posible.

Ambercita todavía tiene grabado el último beso que le diste.

Un beso.

Huella dejada por Eowyn a las 24 de Enero 2005 a las 02:26 PM

Ultimemente no te comento porque creo q sobran lo cometarios. Porque todo lo que escribes tiene solo un destinatario. Sien embargo me encanta leer lo que sientes; me trae tantos recuerdos a la cabeza, tantas sensaciones, tantas ganas... a pesar de todo. Espero que algún día superes todo esto y lo q sentiste te de ganas de continuar... de repetir... de olvidar.

Huella dejada por secuestrada x la luna a las 25 de Enero 2005 a las 01:17 PM
Si quieres decir algo:









¿Te recuerdo?